lunes, octubre 15, 2007

Tenemos que hablar

“tenemos que hablar” dijeron esos labios que antes eran los portadores de infiernos pasionales y ahora verdugos en horario de oficina. Por eso y además por la forma en que se habían abrazado la noche anterior en la parada del colectivo, un poco mas apretado que lo normal unos segundos mas que lo habitual con su mirada limpia y piadosa sin pestaneos de relámpago en la tormenta sino mas bien un cerrar los ojos lento para guardar algo que inevitablemente se escapa de cualquier mirada, la verdad. En silencio y contemplando la popa del bus que se adentraba imponente entre los autos y la rutina, apenas viéndola pagar el boleto como un espectro inmaculado detrás de unas ventanas sucias comprendió que no, que en realidad no había nada de que hablar, que preferiría evitar ese momento en que el cuadro perfecto del amor, de su amor, se diluye bajo el agua y comienza a mezclar sus colores primero poéticamente y luego el caos que comprenden los colores mezclados y humedecidos para terminar en un marrón indefinido casi negro, podrido, uniforme. No quería presenciar el momento en que no pueda más contener las lágrimas y el orgullo y se desvanezca sobre una mesa si acaso estuvieran en un bar, o sobre el terroso piso de una plazoleta, cuando tuviese que suplicar explicaciones y escuchar que ninguna de las respuestas que pueda recibir no son suficientes. Menos aun quería estar en silencio frente a sus amigos mientras le dan consejos inútiles, aguantándose las ganas de mandar a todos a la mierda para descargar todo su odio que hace unas horas era amor contra ellos para sacárselo de encima y que todo vuelva a empezar sin empezar. Ni siquiera quería pensar en verla tener que lastimarlo y eso dolía mas aun, ni tener que guardarse ese ultimo beso que recordaría siempre como el mejor pero desgraciadamente él ultimo, muy diferente al primero tan tímido y falto de gracia, de astucia, tan mecánico y necesario al mismo tiempo para poder avanzar para poder tocarla y ella a él, para desnudar su cuerpo y sentir esa calor que tantas veces había imaginado desde su pupitre y que ahí en esa cama de hotel barato confirmaría como el más dulce de todos. No quería tener que esperar unos días para llamarla con aire de superación para ver que reacción podía causarle, y después la frustración y de vuelta a la desidia, a las borracheras y la mañanas de sol innecesarias, a las mujeres que lo querían amar pero que nada se parecían a ella, tan vulgares y solitarias que le dan ganas de vomitar tan solo de pensarlo, así que prefirió no pensar, y poco a poco lo fue logrando hasta que el vacío lo devolvió a la calle, a la parada del colectivo que llegaba en ese preciso momento para recibirlo y llevarlo hasta la casa de ella que no hizo esfuerzos en disimular su cara de sorpresa cuando abrió la puerta y lo encontró pálido y silencioso hasta que logro sonreírle y abrazarla fuerte sin que ella mueva los brazos cuando pudo notar que no podía hacerlo si quisiese y luego el beso que le ahogo el grito le lleno de sal y saliva que no lograba tragar porque las manos de él ahora le apretaban fuerte el cuello, demasiado pensó él pero no aflojo hasta que ya no se sostuvo sola y calló haciendo un sonido sordo y grave sobre el piso y los primeros escalones de la escalinata de mármol de carrada por el que pudo ver las primeras gotas de un fluido rojo que salían por debajo de la inmóvil cabeza de ella que ya no luchaba, que se había entregado, que ya no podría decirle que había conocido a otro y que sentía que ya era hora de terminar con su relación, que la perdone que no quería lastimarlo. Tampoco podría ya besarlo como había pensado hacerlo, ni abrazarlo para consolarlo absurdamente, esa cabeza con ese rostro que contenían esos labios que le habían dicho que tenían que hablar y que ahora ya no podrían escuchar sus oídos que poco a poco iban perdiendo el volumen de una gota que caía a medida que el agua tibia en la bañera se teñía también de rojo desde sus muñecas en sus brazos que ya no la apretaban ni la abrazaban, que flotaban como marionetas sobre el agua que de a poco se le iba metiendo en la nariz y en la boca y lo hundía despacito hasta que los encontrasen la policía días después luego que una amiga de ella los llamase para denunciar preocupada por su ausencia ya que sabia que tenían que hablar y que él tendría que escuchar.

miércoles, octubre 03, 2007

Llueve sobre Buenos Aires

Hoy fue un día extraño, si acaso así se puede definir un día. Estuve viviéndolo como quien ve una película. El protagonista y el espectador al mismo tiempo. No se si habrán sido las nubes negras y grises que se instalaron desde temprano en el cielo de Buenos Aires, con esa soberbia sobrenatural que solo las tormentas pueden tener, o talvez el tinte definitivamente nocturno que se apodero del día como el humo se apodera de los departamentos incendiados. Caminar hoy pareció mas un deslizarse que un avanzar torpemente, aburrido, desconocido. Encontré paredes que nunca había visto, aunque no las vi con claridad, mas bien ese observar de los sueños en donde los rostros y los lugares son y un segundo después dejan de ser lo que eran. Una confusión de saxofón desafinado, de soles apagados y universos paralelos. Tal vez eso mismo fue lo que ocurrió; quizás un puerta se abrió y dejo que se mezclen los tiempos, porque definitivamente hoy el tiempo se suspendió flotando en el café, en el puré de papas, en las lagrimas, en las letras de las notas del diario. Todo pareció fotografiado, las luces de la calle no tuvieron sentido “y los semáforos me dieron tres luces celestes”.
Ahí viene el agua cayendo del cielo, volviendo a su lugar, reclamando lo que es suyo y apoderándose de las veredas y de los cordones de vereda, limpiando las hojas de la primavera que agonizan en la calle susurrándole al viento sus desgracias de alergias y ciudad. Un piano que tímido y enamorado acompaña a Neil Young define en negras y corcheas el olor a tierra mojada hecha de cal, arena y cemento; y pasan las gentes distraídas y absorbidas en desdicha suburbana y subterráneamente apretada, vomitada en cada estación y desde ahí las cuadritas que separan el hogar del infierno. Esa morada salvadora y protectora que aleja las guerras y el hambre y los encierra en sus cajotas de colores y sonidos que bailan por un sueño.
Al cerrar los ojos mas adentro que antes y al no querer abrirlos otra vez para encontrar lo mismo, la mesita de luz, el crucifico que se carga en las espaldas, el cepillo de dientes, la ducha primero fría luego demasiado caliente, el gato que busca alimentarse, el sexo abandonado, las copas de anoche, la resaca de hoy, la lluvia que sabe a tabaco y que insiste en volar una y otra vez para estrellarse siempre contra el piso y separarse en mil fragmentos de agua y desde ahí valla a saber uno hasta donde.
Pero hoy el día fue muy extraño y diferente, incluso estoy convencido que hoy nunca llegó, que fue una extensión de anoche, que si no me duermo no me despierto y que en sima de todo no depende de mi.
Truenos y relámpagos. La menor y Re mayor.

miércoles, septiembre 19, 2007

¿ cuando por que ?

Que recuerde siempre me he preguntado, como cualquier ser humano, el por qué de las cosas, de la vida, de la absurda rutina empeñada en repetir ciclos y ciclos de repeticiones repetidas y copiadas de sí, la fotocopia de la fotocopia, la reproducción láser color. Ese circulo que plantea preguntas sin respuestas satisfactorias y que en un principio nos envuelve en su sabana suave e intrigante, incluso hasta nos entusiasma aun que al final siempre la frustración de volver al punto de partida, ese callejón sin otra salida que volver sobre nuestros pasos, nos llena de una tristeza que nos quita las ganas, la sangre y nos convierte en sombras.
Sin embargo últimamente y tal vez debido a que ya me he acostumbrado a ser una sombra, lentamente he destronado al monarca del “¿por que?” y lo reemplace por un rey bastante mas benévolo llamado “¿cuando?”. Éste aunque carece terminantemente de las estrictas condiciones filosófales que promete la escurridiza respuesta al “¿por que?”, nos propone un mundo con respuestas mucho más especificas y tal vez indiscutibles. Aquellas que puedan ser cuestionadas solo serán sometidas a absurdos tecnicismos matemáticos que responden a un orden en una línea de tiempo a mi entender supuesta o imaginaria. Es común volver a encontrarse con un “¿por qué?” inmediatamente después de responder al “¿cuando?” pero en este caso probablemente se encuentren respuestas mucho más satisfactorias.
Es por eso que llegue a este punto. Preguntándome “¿cuando?”. ¿Cuándo fue que deje de ser niño?, ¿cuando deje de soñar?, ¿Cuándo deje de amarla?, ¿Cuándo empecé a amarla?, ¿Cuando abandone mis metas?¿cuando cambie de meta?¿cuando note que mis padres no son inmortales?¿cuando te necesite mas que nunca?¿cuando descubrí que escribo pésimo?¿cuando me empezó a importar el dinero?¿cuando me masturbe por primera vez?¿cuando hice el amor pro primera vez?¿cuando me emborrache por primera vez?¿cuando decidí que quería irme?¿cuando fue que decidí quedarme?¿cuando fue que dude?¿cuando empezó a fallar mi salud?¿cuando fue la ultima vez que fui feliz?¿cuando la ultima vez que llore?¿cuando fue la primera vez que se mi hizo un nudo en la garganta?¿cuando fue la primera vez que sentí la muerte?¿cuando fue que me di cuenta de vivir?...infinitos “cuándo” que empujan a veces un “cómo” y hasta un “dónde”, y claro también la amenaza de un “por qué”. Pero la diferencia desconocido lector es que respondiendo el cuando, entiendo mejor el por qué estoy aquí, o al menos como llegue.
Es así que cada vez que pregunto “por qué” termino preguntando cuando y hay ocasiones en que la respuesta es “nunca” y en esos momentos indefectiblemente una respuesta responde todas las preguntas.

miércoles, agosto 29, 2007

La llave

Arena entre mis dedos
Sobras de carne y huesos, tendones y tacto.
Altos muros de silencio y material.
Sombras proyectadas en un adoquín.
Y si miras a traves de mi, de mi vista,
dejame fluir en palabras en lunas y soles,
dejame volver a irme o escaparme
que total detrás de cada cosa hay otra mas.
Nobleza de no saberte antes de conocerte.
Y las canciones que se me fueron muriendo no son tuyas,
que de mi no hay nada mas es cierto.
Nunca hubo

Un océano de alcohol e insomnio adolescente
candente infierno de sabanas manchadas
de pesadillas y corazones agitados
poseídos, endemoniados.
Flores perfumadas en frasquito y mañanitas,
sin taxi ni Palermo ni sol ni rutina.
Hace frío y cada vez mas
que en mis oscuras noches no te recuerdo
no te perturbe la idea de mi ausencia
no me extrañes no me resucites,
dejame a la vera de mi río en mi cause mas violento
que detrás de mis pasos entrecierro la puerta entreabierta
y nunca mas te dejo entrar.

viernes, julio 06, 2007

Camino del sur y de vuelta

A lo lejos, escondido entre el campo amarillento de frío invierno y ganado congelado a ciento cuarenta quilómetros por hora, devorando postes de luz, asesinando bichos voladores, rebasando camiones y automóviles que amenazan la integridad física de mis acompañantes, pasando de largo parajes que tal vez hubieran ofrecido felicidad sin pedir nada a cambio pero nunca lo sabremos; vi recuerdos congelados, escuche ecos lejanos, visite sepulcros que ya no guardan nada, saboree manjares cotidianos, encontré algo que creía perdido para siempre.
Se paseaba esquivando baldosas una sombra de pibe en pantalones cortos. Me lo imagine con sus cuadernos debajo del brazo y con una viandita dentro de una bolsita que su madre le había preparado, arrimándose cerca del tren observándolo como a una mujer amada, en silencio y sabiendo que algún día habría de domarlo y que lo llevaría lejos ahí donde lo sencillo su vuelve prescindible, donde el café con leche se convierte en café tres cuartos y periódicos del día y teléfonos celulares que nunca se apagan.
Vi una ausencia irremplazable que aún hoy conserva en mi memoria sus carcajadas descendientes de alemanes rojos que reflejan en su rostro cerveza, vino y festejos sin fin. Entrando despacito en ese living comedor la boca se me enciende de sabores a miel y manteca y dulce de leche con margarina y pan casero, pescando la nata de la leche caliente. Mientras respiro calor y calidez. Pero una lagrima me trae de vuelta, hasta que cruzo la calle y todo esta quieto, es una foto en la que se puede entrar y en la que se puede recorrer cada detalle de esa cocina intacta a la que no le salen canas y goza de una limpieza envidiable que responde a soledades y a costumbres de pulcritud. Solo me acerco a una puerta y una mano de niño la abre silenciosamente por que los grandes están haciendo la siesta. Ahí el tesoro mas grande que se pueda uno imaginar, un tesoro de piratas lleno de monedas de chocolate, perlas de caramelo, cajones que esconden en su interior misterios de azúcar y frascos llenos de fantasías de colores sabor a frutas; hasta que un señor con anteojos culo de botella en camiseta musculosa y bigotes mostachole nos descubre y nos saca rezongando y nos castiga entregándonos algunas perlitas de caramelo y sonríe finalmente.
Cuando busco entre mis manos las veo grandes, serias, un poco lastimadas pero lo peor de todo es que están vacías y miro otra vez para descubrir asombrado que la cámara del tesoro fue saqueada y solo quedaban en ella algunos trastos viejos y oxidados, pero el olor… ¡hay ese olor!, como a humedad pero de caja de zapatos, un poco como a cuero y al mismo tiempo a aire fresco de mañana. Es el mismo, talvez el único testigo de mis recuerdos.
Más antes que después se abrió la neblina ante las portadoras de la nueva luz, Ludmila y Lucila. Ellas que no cargan con los rencores del mundo ni con los enojos ni los dolores pueden abrirse camino en un nuevo mundo que aunque se disfrace para engañarnos fracasa en su intento. Por que todo ha cambiado, tal vez lentamente pero inevitablemente.
En el silencio oportuno de los espacios decorados tristemente una cama vacía se ríe de la contradicción. Una ducha caliente a tiempo, un despertar prematuro de los sueños que se olvidan apenas abrimos los ojos. Compartir es vivir, es por eso que dejo que compartan conmigo encuentros y desencuentros. Y como buen espectador respetuoso dejo que las cosas sucedan ininterrumpidas cada vez con más comida y más vino a ver si espantamos a las sombras, a los ecos, a las distancias y al tiempo.
Volver no siempre es retornar. Pero otra vez a los caminos, otra vez a la velocidad, a las vacas y a los pájaros, porque como perros de pueblo todos nos fuimos de casa para volver a casa, tal vez de ida o tal vez de vuelta.

jueves, marzo 22, 2007

Edificios en el alma

Si viajo lejos, al lugar donde no hay más ruido, donde la noche es tan amable que uno no quisiera que se termine y el día es templado y claro y siempre tiene ganas de unos mates. Dejo que mi espíritu-si acaso sigue ahí- se valla lejos, que me abandone, que no me necesite. Cruzo una calle y no me agarro de la mano de nadie, entonces debe ser que a nadie necesito ¿Algún día uno se deja de sentir vulnerable de verdad? Alejarse del nacimiento es acercarse a la muerte y mientras tanto vivir para pasar el tiempo.
Salas de espera repletas de revistas viejas y húmedas, manoseadas, arrugadas; y los ecos insistentes haciéndole frente a la sordera y al piano que desafina el Do en la primera octava. Derribadas las puertas de madera talladas que invitaban a un pasillo largo y frío hasta otra puerta un poco más humilde pero digna de abrirse y cerrarse sin miedo a oxido en sus herrajes y bisagras. Una dulce alfombra orgullosa de su labor de limpiarte los pies. Y los malvones, los gatos, los discos y las fotos en sepia de años perdidos en esperanzas y señores con bigote mostacho, cara recia de inmigrante aliviado del hambre. Y colgar el sombrero que oculta la calva brillante de gomina puesta ahí por piedad mas que por necesidad-no hay nada mas deprimente que un objeto obsoleto-
Por eso cuando vuelve mi espíritu y mira las moles de cemento erguidas hasta el cielo irrespetuosas, entiendo que todos somos lo mismo en nuestro ciclo, y una vez que lo cumplimos y dejamos el terreno libre para que lo demuelan, nada se puede hacer.

viernes, marzo 16, 2007

Tango

Miré de cerca una grieta en la pared.
De tanto buscarte amor perdí mi fe y nunca te encontré.
Sabes bien y mejor que yo,
que doblando en esa esquina esta la muerte pidiendo una vuelta más de vino,
paga ella y cobran al final.
Suenan ,eso sí, los acordes de un tango entre penumbras,
siempre atrapado en ese pasado rencoroso y solitario que no lo suelta,
que solo a veces lo deja ser valsecito y
otras triste melodía de violines y fuelles fantasmagóricos
que recuerdan a Buenos Aires como una metrópoli perdida camino del infierno,
asociada con ángeles caprichosos y rebeldes.
Y dios ya no la mira, ¡pero cuanto la extraña!
Bailemos a ver como es que nos va.
Cantemos que siempre hay tiempo para desafinar, pero felices.
¿Qué sombra nueva nos encontrara intentando escapar?
Ya se que no podes ver mas mis manos vacías,
pero es lo que tengo y todo te lo ofrezco.
¡Hay de ti y tus noches mareadas!
¡Hay de tus poemas inconclusos y tus besos adictivos!
En tu silla, ahora solitaria e inútil, me siento a escribirte.
Y después que cada baldosa me indique el camino de regreso,
y con cada estrella brindar por los deseos que no se cumplen,
por tus brazos calmos y tus ojos dormidos en un hilo de humo.
La vergüenza me la quíto y la camisa se va sola,
uno a uno los peldaños de los sueños los trepo
vencido y encorvado
buscando en la incomodidad de una colcha que no abriga ni decora;
y ese espejo jubilado de su afán de verte hermosa entre mis brazos
como troncos duros, vegetales e inanimados,
todo eso me acompaña por piedad y mustia dulzura casi infantil,
inocente, perdida y congelada.
Lento y horizontal, ahora es el techo quien me sostiene
y yo se lo permito.

jueves, marzo 15, 2007

DO RE MI

Solo sombras. Una proyección incompleta y tímida. Entre todo el desorden, la organización de estar correctamente desordenado sin lugar a reproches, sin que esta soledad no sea más que la misma de siempre. Con el insomnio a cuestas y la nueva costumbre de mojarme los ojos con sal suspirando entre sonrisas irónicas y batallas perdidas hace tiempo. Con mis medias al revés y los cuchillos afilados y en contramano. Ahora que estoy lejos del mar y la calma esta alterada. Y esos vasos vacíos y esos besos perdidos, bailando el tango en una baldosa rompiendo promesas antes de prometer no romperlas, llámalo mentir si se te antoja. Pero enteramente y eternamente feliz como el payaso, como su maquillaje, como su vestimenta. Una nueva forma de verte al espejo y de bañarte, porque las heridas arden antes de curarse por completo, y sopla y sopla sin esperanza. Do, re, mi, fa, sol, la, si.

domingo, febrero 25, 2007

Punto y

Un entrono tan poco inspirador y un veneno conocido durante un tiempo muy pequeño, casi diminuto e incontable- como el presente- después un ruido que se despoja de sí mismo como si fuera su peor enemigo.
Un punto y aparte.
Entre estrofa y estrofa, la libertad de inyectar letra a letra las bondades literarias que nos acercan; en prosa o en eternidades.
No me sueltan la mano y cruzo solo la calle ahora. En los ojos ajenos encuentro los míos que me evitan pero me reconocen. Alguien me saluda cordialmente y no hay tiempo para responderle.
Se hace de día tan pronto. Se pasa la vida tan pronto.
¿Acaso nos queda siempre ese sabor a saliva seca en la boca? Con agua y vino y labios conozco la manera para no tener sed ni recuerdos ni culpas ni cargas demasiado pesadas.
En la oscuridad no puedo leer, solo escribir o recitar.
Tu cuerpo completo como si lo viera, y el mío tan distinto, tan tuyo.

Vamos a dar una vuelta por ahí a ver que es lo que hoy no va a pasar. Distraernos un poco. Saciarnos un poco.
Bailemos una canción lenta como antes, apretados, agarrados, excitados y distantes, inocentes.
Asesíname. No dejes ni una gota de sangre. Te la entrego, igualmente ya no es mía. ¿No ves que me desangro? Mejor, más para vos.
Entre comillas te digo que no hay nada entre comillas. Destierro y soledad, finalmente el encuentro de la búsqueda constante entre los que estamos por aquí en este plano. Y los que están en otro que se jodan.
Punto y final.

miércoles, febrero 07, 2007

Gin Tonic con Beefeter

En cuanto pueda desarmar las cadenas que me atan a una ciudad que se derrumba prometo volver. Mientras tanto cierro los ojos y lentamente empiezo a respirar el aire que vive en los horizontes infinitos llenos de sal y agua que danza con las rocas y la arena, llendo y viniendo como augurando mi destino. Y veo entonces una sombra que me queda bien. La veo mirar lo que yo ya no puedo con una mueca casi burlona o feliz.
Después de todo es parte de mí. Soy yo.
Y camino calle abajo rutinario y perfumado, saludo como saludan todos, me se perfectamente los protocolos aplicados. Una cara conocida, después otra y otra, finalmente son todas conocidas y la mía en el espejo también. Se huele y se saborea la noche como un manjar que se acompaña con los mejores brebajes y las mejores compañías. No estoy solo, porque todos lo estamos, nadando entre cigarrillos en la terraza y palabras en el aire dirigidas a quien las quiera escuchar; o talvez demasiado ensordecidos por la música obstinada en ser la misma noche tras noche. Me sonrío una y otra vez. Ahora me hacen reír mucho y les devuelvo la gentileza con la mejor de mis audacias y la más delicada de mis torpezas. Me vuelvo un caballero cediendo mi asiento aunque en realidad ya quería ponerme de pie- no me gusta admirarte desde abajo-.
Gin tonic con Beefeter, lima y unas gotas de angostura.
Y como siempre el vaso lleno, caprichoso en mantenerse así pese a mis esfuerzos, llendo y viniendo de la barra a mis labios que ya están pidiendo un beso. Es por eso que busco en alguna mirada otra que busque la mía, y si no la encuentro vuelvo a entumecer los nervios de mi boca con un sorbo amargo de esperanza en las rocas. Y me enamoro tantas veces que no hago a tiempo a sufrir porque no responden con idéntico amor, solo un rato con amores pasajeros que suelen abrir las jaulas que liberan a las “aves de paso, como pañuelos cura fracasos”*. “Nos vemos en Buenos Aires” para algunos. “Nos vemos el año que viene” para otros, y la promesa siempre se quiebra.
Abro los ojos y me caigo en el sillón y en el teclado. Y el espacio de mi casa lleno de cosas y de mí. Vuelvo a sentir el olor a ciudad a autos y a gases nocivos, a un río lejano y orgulloso, a cerveza caliente, a Tom Waits. Con vecinos desconocidos e incómodos encuentros en el ascensor que duran mas de tres pisos; devuelta al bar a disfrazarme de payaso y bailar al gusto de los demás con mi ejercito de camareras, cafeteros, encargados, locos de turno y madrugadas que lloran ecos de adoquines y siglos de repetida fatiga. Y pienso que mientras tanto por allí todo continúa como congelado en el tiempo y que me espera, la amenaza de un fantasma que poco se muestra pero mucho se conoce y el alivio de saber que mañana voy a volver aunque no vuelva.
Dedicado a :
Nacho, Jimy, Tuto, Rob, Martin, Federico, Valeri, Malena, Ana, Cariné, Carina, Pamela, Natalia, Melu, Lala, Gabriela, Romina, Mercela, Alejandro, al "loco de los barcos" Mariano, Mariana, Leila, Sofi, Moby Dick, Herman Melville... y los que me olvido de mencionar lo siento, mi memoria se deteriora día a día, copa a copa. Gracias a todos.
* Aves de Paso-Joaquin Sabina-

martes, enero 30, 2007

Puede pasar

¿Por qué estará sola? Nos separa solo un metro y la falta de conocimiento. La veo mientras escribo y el dueño del bar que es mi amigo me guiña y me sonríe dándome ánimos para que me acerque a ella. Es rubia de ojos marrones, muy flaca y alta, esta vestida con una remerita negra apenas escotada que no se avergüenza de sus medidas, pantalón de jean y se cruza de piernas. Parece que esta esperando a alguien. Me resulta de lo más atractiva, especialmente su forma de mirar lejos. La situación debe ser incomoda para ella porque sabe bien que la estoy mirando y a esta altura debe sospechar que estoy escribiendo algo pertinente a su persona. Es raro para mí porque hace ya varios días que salgo por las noches solo y no me resultó un problema acercarme a la gente y menos a una mujer que me gusta, sin embargo esto es totalmente diferente. Se siente como cuando uno ve una mujer hermosa en el subte o en el colectivo y aunque uno sabe bien que no hay nada malo en acercarse a hablarle, una energía inexplicable te detiene y no te deja avanzar hasta que alguno de los dos llega a su parada o a su estación y cada uno se va por su lado llevándose un sabor amargo en la boca que sabe al triunfo del fracaso y a sueños interrumpidos por golpes de martillo.
Ahora se puso de pie, esta pagando algo que no se que es, porque nunca se lo llevaron a la mesa, esta inquieta. Se vuelve a sentar, suspira. En su mano derecha lleva un celular que manipula como si fuese un llavero, y un anillo en el dedo anular que no parece ser de compromiso. No llego a sentir su perfume pero me imagino que es suave y solo se le siente si uno pudiera besarla en el cuello, talvez jazmines. Ahora se lleva el celular a la mano izquierda escondiéndolo en la entrepierna volviéndola mas sensual que nunca y la derecha la usa para apoyar su cabeza y descansarla. Descubro que además tiene otro anillo en el dedo índice, éste es mucho mas lindo que el otro pero no me importa.
Parece haber tenido una discusión con alguien, en su rostro no asoma ni un detalle de felicidad, es pura impaciencia, incomodidad. Es como si quisiera irse de allí rápidamente y desaparecer de mi vista. Toma valor y me mira a los ojos. Ahora el que esta incomodo soy yo, en vez de sonreír pienso que ahora es ella la que esta escribiendo sobre mi en su mente y me escuadriña y se involucra en mi vida por unos segundos. Tomo valor y le devuelvo la mirada pero ya es tarde, la distrajo el paso de una camarera.
Estoy dispuesto a decir algo, lo que sea que me venga a la cabeza o al alma. Canta alguien en el fondo-“los caminos de la vida”-, sigo el ritmo de la canción con los dedos cuando dejo de escribir, ella me mira y me siento un idiota. Esta más inquieta que nunca. Estoy seguro que esta esperando. Quién sea que fuere esta llegando tarde y eso la pone más hermosa pero muy molesta. Cambia de posición, se reclina un poco a la derecha cambiando sus piernas siempre cruzadas y luego se modifica en espejo a su pose original pero del otro lado. Repite esto unas cuantas veces. Voy a decirle algo apenas se aleje la camarera que le esta avisando no se que cosa. Se para, se acerca al mostrador y le entregan un paquete cerrado. Se va con el paquete y en su rostro se dibuja una mueca de alivio.
Me pido otra cerveza y le comento a mi amigo: -“ che, no sabia que tenias comida para llevar”-

jueves, enero 18, 2007

Resacas de soledad

Las paredes del lugar tan sofocante que han sido testigos mudos siempre durante muchas noches de muchos años, que me encontraron solo y también acompañado, y que a veces fantaseo que escuchan lo que pienso y hasta se ríen disimuladamente. Y entonces pido otra cerveza para brindarle al óseo y exorcizar demonios antiguos mientras que alrededor la gente, que es siempre la misma con otra cara, sigue en su hipnótica danza más ebria que sincronizada hundiéndose cada vez mas profundo en el narcótico grito ensordecedor de los parlantes. Entre pequeñas risas y espasmos y empujones y pedir disculpas a quien no se las merece, me doy cuenta que el barman saluda a todos por igual, con la misma falsedad profesional que no da lugar a reproches; y cuando sospecha que lo descubrí me obsequia amablemente otra vuelta alcoholizante para ver si la sobriedad se deja seducir por las mentiras que me trago todos los años y me regala un poco de valor para hablarle a la rubia que se ofrece en la otra punta del local, que si no me apuro se la lleva otro idiota, y yo nunca me apuro. Así que devuelta en la soledad que me acompaña doy una vuelta a ver si encuentro a mi amigo El Toro aferrado a su vaso de vidrio alto como si fuera lo único que lo sostiene a este mundo y me sonríe al ver que mi botella no me alcanza para mantener el equilibrio y mientras me ataja y se apiada de mi alma acariciándola un poco con su compañía; o al Negro que me avisa que se va a dormir excusándose porque su cansancio es mas agudo que su borrachera y su cuerpo esta prendido fuego porque no escucho mi consejo de no exponerse demasiado al sol y después de intercambiar amablemente algún insulto y las llaves de la puerta principal se va escoltado por Diego que esa tarde la había compartido con las rocas en la orilla del mar. Pero nada de eso pasa porque esta vuelta no esta ninguno de ellos, y por mas vueltas que dé no aparecen y no van a aparecer porque no han venido. Vuelvo al sostenerme de la barra esta vez vencido y pido que me cobren, lo que sobra es de propina y entonces me dan a cambio de la gentileza otra cerveza que me juro es la ultima.
El camino a casa es en sig-sag esquivando baldosas sanas y no me pierdo por nada del mundo el cielo que esta mas despejado que mi cabeza que se llevo de premio un zumbido y un dolor agonizante que no calma ninguna siesta ni analgésico. Luego los diez pisos en ascensor y ahí parece que el infierno es hacia arriba y lo llevo conmigo; apenas entro la búsqueda torpe de comida fría en la heladera y agua como si fuera la fuente de la vida eterna. Por ultimo el pasillo, el baño y la cama que no se queda quieta.
DEDICADO A LOS TRES QUE NOMBRE

sábado, enero 06, 2007

Mano de Obra


CONTRATE MANO DE OBRA ARGENTINA, LO MEJOR EN RECURSOS HUMANOS PARA SU EMPRESA O PYME. nO SE VA A ARREPENTIR. BAGONITTI HERMANOS S.A.

LLAMENOS TODOS LOS DIAS DEL AÑO Y CONSIGA LOS MEJORES TRABAJADORES DEL MUNDO, EL LABURANTE ARGENTINO!!!!!!