domingo, febrero 25, 2007

Punto y

Un entrono tan poco inspirador y un veneno conocido durante un tiempo muy pequeño, casi diminuto e incontable- como el presente- después un ruido que se despoja de sí mismo como si fuera su peor enemigo.
Un punto y aparte.
Entre estrofa y estrofa, la libertad de inyectar letra a letra las bondades literarias que nos acercan; en prosa o en eternidades.
No me sueltan la mano y cruzo solo la calle ahora. En los ojos ajenos encuentro los míos que me evitan pero me reconocen. Alguien me saluda cordialmente y no hay tiempo para responderle.
Se hace de día tan pronto. Se pasa la vida tan pronto.
¿Acaso nos queda siempre ese sabor a saliva seca en la boca? Con agua y vino y labios conozco la manera para no tener sed ni recuerdos ni culpas ni cargas demasiado pesadas.
En la oscuridad no puedo leer, solo escribir o recitar.
Tu cuerpo completo como si lo viera, y el mío tan distinto, tan tuyo.

Vamos a dar una vuelta por ahí a ver que es lo que hoy no va a pasar. Distraernos un poco. Saciarnos un poco.
Bailemos una canción lenta como antes, apretados, agarrados, excitados y distantes, inocentes.
Asesíname. No dejes ni una gota de sangre. Te la entrego, igualmente ya no es mía. ¿No ves que me desangro? Mejor, más para vos.
Entre comillas te digo que no hay nada entre comillas. Destierro y soledad, finalmente el encuentro de la búsqueda constante entre los que estamos por aquí en este plano. Y los que están en otro que se jodan.
Punto y final.

miércoles, febrero 07, 2007

Gin Tonic con Beefeter

En cuanto pueda desarmar las cadenas que me atan a una ciudad que se derrumba prometo volver. Mientras tanto cierro los ojos y lentamente empiezo a respirar el aire que vive en los horizontes infinitos llenos de sal y agua que danza con las rocas y la arena, llendo y viniendo como augurando mi destino. Y veo entonces una sombra que me queda bien. La veo mirar lo que yo ya no puedo con una mueca casi burlona o feliz.
Después de todo es parte de mí. Soy yo.
Y camino calle abajo rutinario y perfumado, saludo como saludan todos, me se perfectamente los protocolos aplicados. Una cara conocida, después otra y otra, finalmente son todas conocidas y la mía en el espejo también. Se huele y se saborea la noche como un manjar que se acompaña con los mejores brebajes y las mejores compañías. No estoy solo, porque todos lo estamos, nadando entre cigarrillos en la terraza y palabras en el aire dirigidas a quien las quiera escuchar; o talvez demasiado ensordecidos por la música obstinada en ser la misma noche tras noche. Me sonrío una y otra vez. Ahora me hacen reír mucho y les devuelvo la gentileza con la mejor de mis audacias y la más delicada de mis torpezas. Me vuelvo un caballero cediendo mi asiento aunque en realidad ya quería ponerme de pie- no me gusta admirarte desde abajo-.
Gin tonic con Beefeter, lima y unas gotas de angostura.
Y como siempre el vaso lleno, caprichoso en mantenerse así pese a mis esfuerzos, llendo y viniendo de la barra a mis labios que ya están pidiendo un beso. Es por eso que busco en alguna mirada otra que busque la mía, y si no la encuentro vuelvo a entumecer los nervios de mi boca con un sorbo amargo de esperanza en las rocas. Y me enamoro tantas veces que no hago a tiempo a sufrir porque no responden con idéntico amor, solo un rato con amores pasajeros que suelen abrir las jaulas que liberan a las “aves de paso, como pañuelos cura fracasos”*. “Nos vemos en Buenos Aires” para algunos. “Nos vemos el año que viene” para otros, y la promesa siempre se quiebra.
Abro los ojos y me caigo en el sillón y en el teclado. Y el espacio de mi casa lleno de cosas y de mí. Vuelvo a sentir el olor a ciudad a autos y a gases nocivos, a un río lejano y orgulloso, a cerveza caliente, a Tom Waits. Con vecinos desconocidos e incómodos encuentros en el ascensor que duran mas de tres pisos; devuelta al bar a disfrazarme de payaso y bailar al gusto de los demás con mi ejercito de camareras, cafeteros, encargados, locos de turno y madrugadas que lloran ecos de adoquines y siglos de repetida fatiga. Y pienso que mientras tanto por allí todo continúa como congelado en el tiempo y que me espera, la amenaza de un fantasma que poco se muestra pero mucho se conoce y el alivio de saber que mañana voy a volver aunque no vuelva.
Dedicado a :
Nacho, Jimy, Tuto, Rob, Martin, Federico, Valeri, Malena, Ana, Cariné, Carina, Pamela, Natalia, Melu, Lala, Gabriela, Romina, Mercela, Alejandro, al "loco de los barcos" Mariano, Mariana, Leila, Sofi, Moby Dick, Herman Melville... y los que me olvido de mencionar lo siento, mi memoria se deteriora día a día, copa a copa. Gracias a todos.
* Aves de Paso-Joaquin Sabina-