viernes, febrero 29, 2008

Casi al final

Este rejunte de razones sin sentido,
Que me apegan al recuerdo de tu olvido,
No me deja dormir ni en sueños ni suspiros,
No despierta en las mañanas y pierde en jaque mate de alfiles.

Ni mares infinitos ni arenas voladoras,
Ni viento de verano ni nieve de rocío.

Esta falta de memoria de los ciegos,
En fotos blanco y negro
Que imaginan girasoles y aceite de oliva
En pan tostado y tibio.

Ni piernas escandalosas ni abrazos en la calle,
Ni paredes con grafitis de queja adolescente.

Y los cuentos no terminan,
Ni las hadas acuden a tu risa.
Tango hermoso llorar arrabalero,
De un tiempo pisoteado, firulete y dos por cuatro.

Las sombras que caminan sobre el agua del río,
Acentúan en mis notas que no tengo mas, seis cuerdas que no vibran,
Ocho notas sostenidas,
Enfundas las guitarras juntan polvo en un rincón.

viernes, febrero 22, 2008

De raices y razones


Entre mis silencios favoritos, tengo como preferido y mas usado el de los interrogantes sin respuesta de los álamos al viento y amantes en la noche.
Tal vez la oscuridad que mejor los acompaña sea la de luna menguante y dulce, o de ciudad a oscuras de corte eléctrico y suministro con la tristeza de la falta de pago a termino.
Y si en mitad de una nota pueda mirarte a los ojos sin pestañar y sin bostezar es que quiero quererte.
No es secreto entre los que solemos amar el silencio que las brazas de cigarrillo son grandes compañeras y suficiente refugio de la lluvia y el frío.
Así que es así como escribo, con este mareo adolescente a media mañana y sin despertar, porque a mi ventana acudió la lluvia y los gorriones se esconden de los relámpagos después de cazar mariposas y envidiar a las palomas de la plaza.
Habrá después de toda esa arena una raíz que crezca suavemente bajo el asfalto y el cemento, para buscar al sol entre adoquines.