miércoles, septiembre 27, 2006

El Pasillo

Un pasillo de unos nueve metros de largo pintado íntegramente de color rojo de los que se usan para bailar flamenco. A mitad de camino colgando, una lamparita de 60watts que estaba encendida y permitía ver en el otro extremo una puerta entre abierta de madera, bastante antigua a juzgar por el trabajo de tallado de ésta y un picaporte de bronce descuidado que ya presentaba un color verde demasiado triste para observarlo durante demasiado tiempo. El piso estaba alfombrado de color rojo casi idéntico al de las paredes y el techo. Tres pasos antes de la puerta una mancha que parecía de algún liquido derramado hace ya mucho tiempo y que había adquirido un tono ennegrecido respecto del rojo a su alrededor. No se veía ningún interruptor eléctrico así que la luz se accionaría desde otro cuarto.
Un eco lejano, alguien lloraba en otra habitación. Olor a flores de todo tipo, y humedad.
Nada más.

lunes, septiembre 25, 2006

Habitaciones

Hace un instante estaba respirando,
Fue cuando te besaba y no veías,
Justo de mi te estas asustando
Que de soledades colmo avenidas.

Que tal un momento de silencio
Entre tanto la lluvia me rescata
Después de estar en mis pensamientos
¿Serán distintas tus mañanas?

No quedan cigarrillos, ni tos, ni aliento,
La cama deshecha, me acuerdo,
La ventana abierta
Otra vez el día inoportuno.

miércoles, septiembre 20, 2006

Un Momento

Miraba con claridad el mar que me traía entre sus mareas una sensación plena de haber llegado a casa, de estar en paz. Y me sentaba sobre la arena para después acostarme mirando al cielo, que era más grande que ahora y ocultaba más secretos. Después con la mano agarraba un poco de esa arena y dejaba que se escurriera entre mis dedos. No solía pensar nada en especial, talvez cantar en los rincones de mi imaginación algún pedazo de alguna canción. Y cerraba los ojos sin miedo, llenaba mis pulmones con ese viento saturado de sal y ecos de otras tierras y diminutas gotas.
Era un ser libre.

miércoles, septiembre 13, 2006

El ordenador

Nunca creí que el silencio, otras veces aliado de mis locuras egoístas, fuera tan injusto con mis gritos y mis expresiones de lejanía.
De todo lo que me quedo al salir del casino de la rutina diaria, además del olor a cigarrillo en la ropa y las manchas de vino en el pantalón, me quedan una par de historias para contar de esas que cuando terminan es mejor que no lo hubiesen hecho. Además de todo lo demás que solo yo conozco note que entre mis dedos se pasan los años y los días y las horas y cada una de mis inspiraciones.
¿Viste como gira el mundo al fin y al cabo?
Y parece que no hay muerte mas injusta que le de no haber vivido.