Un pasillo de unos nueve metros de largo pintado íntegramente de color rojo de los que se usan para bailar flamenco. A mitad de camino colgando, una lamparita de 60watts que estaba encendida y permitía ver en el otro extremo una puerta entre abierta de madera, bastante antigua a juzgar por el trabajo de tallado de ésta y un picaporte de bronce descuidado que ya presentaba un color verde demasiado triste para observarlo durante demasiado tiempo. El piso estaba alfombrado de color rojo casi idéntico al de las paredes y el techo. Tres pasos antes de la puerta una mancha que parecía de algún liquido derramado hace ya mucho tiempo y que había adquirido un tono ennegrecido respecto del rojo a su alrededor. No se veía ningún interruptor eléctrico así que la luz se accionaría desde otro cuarto.
Un eco lejano, alguien lloraba en otra habitación. Olor a flores de todo tipo, y humedad.
Nada más.
Un eco lejano, alguien lloraba en otra habitación. Olor a flores de todo tipo, y humedad.
Nada más.