jueves, marzo 22, 2007

Edificios en el alma

Si viajo lejos, al lugar donde no hay más ruido, donde la noche es tan amable que uno no quisiera que se termine y el día es templado y claro y siempre tiene ganas de unos mates. Dejo que mi espíritu-si acaso sigue ahí- se valla lejos, que me abandone, que no me necesite. Cruzo una calle y no me agarro de la mano de nadie, entonces debe ser que a nadie necesito ¿Algún día uno se deja de sentir vulnerable de verdad? Alejarse del nacimiento es acercarse a la muerte y mientras tanto vivir para pasar el tiempo.
Salas de espera repletas de revistas viejas y húmedas, manoseadas, arrugadas; y los ecos insistentes haciéndole frente a la sordera y al piano que desafina el Do en la primera octava. Derribadas las puertas de madera talladas que invitaban a un pasillo largo y frío hasta otra puerta un poco más humilde pero digna de abrirse y cerrarse sin miedo a oxido en sus herrajes y bisagras. Una dulce alfombra orgullosa de su labor de limpiarte los pies. Y los malvones, los gatos, los discos y las fotos en sepia de años perdidos en esperanzas y señores con bigote mostacho, cara recia de inmigrante aliviado del hambre. Y colgar el sombrero que oculta la calva brillante de gomina puesta ahí por piedad mas que por necesidad-no hay nada mas deprimente que un objeto obsoleto-
Por eso cuando vuelve mi espíritu y mira las moles de cemento erguidas hasta el cielo irrespetuosas, entiendo que todos somos lo mismo en nuestro ciclo, y una vez que lo cumplimos y dejamos el terreno libre para que lo demuelan, nada se puede hacer.

viernes, marzo 16, 2007

Tango

Miré de cerca una grieta en la pared.
De tanto buscarte amor perdí mi fe y nunca te encontré.
Sabes bien y mejor que yo,
que doblando en esa esquina esta la muerte pidiendo una vuelta más de vino,
paga ella y cobran al final.
Suenan ,eso sí, los acordes de un tango entre penumbras,
siempre atrapado en ese pasado rencoroso y solitario que no lo suelta,
que solo a veces lo deja ser valsecito y
otras triste melodía de violines y fuelles fantasmagóricos
que recuerdan a Buenos Aires como una metrópoli perdida camino del infierno,
asociada con ángeles caprichosos y rebeldes.
Y dios ya no la mira, ¡pero cuanto la extraña!
Bailemos a ver como es que nos va.
Cantemos que siempre hay tiempo para desafinar, pero felices.
¿Qué sombra nueva nos encontrara intentando escapar?
Ya se que no podes ver mas mis manos vacías,
pero es lo que tengo y todo te lo ofrezco.
¡Hay de ti y tus noches mareadas!
¡Hay de tus poemas inconclusos y tus besos adictivos!
En tu silla, ahora solitaria e inútil, me siento a escribirte.
Y después que cada baldosa me indique el camino de regreso,
y con cada estrella brindar por los deseos que no se cumplen,
por tus brazos calmos y tus ojos dormidos en un hilo de humo.
La vergüenza me la quíto y la camisa se va sola,
uno a uno los peldaños de los sueños los trepo
vencido y encorvado
buscando en la incomodidad de una colcha que no abriga ni decora;
y ese espejo jubilado de su afán de verte hermosa entre mis brazos
como troncos duros, vegetales e inanimados,
todo eso me acompaña por piedad y mustia dulzura casi infantil,
inocente, perdida y congelada.
Lento y horizontal, ahora es el techo quien me sostiene
y yo se lo permito.

jueves, marzo 15, 2007

DO RE MI

Solo sombras. Una proyección incompleta y tímida. Entre todo el desorden, la organización de estar correctamente desordenado sin lugar a reproches, sin que esta soledad no sea más que la misma de siempre. Con el insomnio a cuestas y la nueva costumbre de mojarme los ojos con sal suspirando entre sonrisas irónicas y batallas perdidas hace tiempo. Con mis medias al revés y los cuchillos afilados y en contramano. Ahora que estoy lejos del mar y la calma esta alterada. Y esos vasos vacíos y esos besos perdidos, bailando el tango en una baldosa rompiendo promesas antes de prometer no romperlas, llámalo mentir si se te antoja. Pero enteramente y eternamente feliz como el payaso, como su maquillaje, como su vestimenta. Una nueva forma de verte al espejo y de bañarte, porque las heridas arden antes de curarse por completo, y sopla y sopla sin esperanza. Do, re, mi, fa, sol, la, si.