
Imágenes congeladas que para el espectador desprevenido no significan nada. Antes eran papeles extraños casi plastificados que guardaban sonrisas, cumpleaños, casamientos ,fiestas de quince, bautismos, conmemoraciones, entregas de diplomas o familias enteras posando para quedar atrapados en el purgatorio del porta retratos para después pasar al infierno del olvido en un cajón y finalmente a su viaje final en una bolsa plástica a compartir su descanso con su vecinos las yerba mate usada, la cáscara de banana, los potes de dulce de leche vacíos, la caja de pizza vacía y otros.
Hoy son bits y bayts. Realmente otra manifestación del código binario que nos modifica día a día.
Y así dejamos a la informática y a la tecnología la durísima tarea de compilar en pequeños discos compactos los momentos que en su mayoría de veces representan pequeños lapsos de felicidad. ¿Y a donde irán a parar finalmente? Porque todavía las computadoras no se hacen para comprender que ahí como en tantos otros lugarcitos se guardan los cachitos de nuestras vidas, pasando desapercibidas.
Veo fotos y me olvido de la imagen, gana por goleada el recuerdo del momento. Me encanta ver fotos viejas, mías o de mi gente. Porque ahí están finalmente. La prueba grafica de que alguna vez estuvimos aquí, que hicimos algo o que no hicimos nada en absoluto porque nada debíamos hacer. Porque es una buena forma de ver como la vida fue pasando sin avisar, sin pedir permiso y sin que la viéramos llegar. Y no saben como me gustaría tenerlos a todos en una única foto que todo lo diga, porque la fotos dicen mas cosas que el mejor libro del mundo, esa foto especial que tengo en mi cabeza y en mi alma.
1 comentario:
Una vez estabamos mirando fotos con unas amigas, y un hombre se acerca y nos dice: "pero esas no hablan", quede sorprendida, y continúe pensando por el resto de la noche...hasta que dije ¡que no van a hablar! jajaja, a veces dicen demasiado, no?
saludos
Ah! y le deje una tarea en mi blog
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