Bailaban como podían, apenas como habían visto alguna vez. Los reyes de la improvisación. No había situación incontrolable.
Tanta soledad.
Después de la última copa siguió otra. Y las despedidas no parecían tener lugar para que nadie se marche, menos aun para volver. ¿Como hacerlo?
Susurraban a mí alrededor y era algo realmente ensordecedor. La manera en que miraban, insoportable. Tan culpables todos de todo. Sobre ruinas construyeron y en ruinas se entregaron a la última función; sin aplausos, ni vises, ni telones que se cierran, ni localidades agotadas.
Adiós amigos. Entre abrazos. Entre mesas vacías.
Tanta soledad.
Después de la última copa siguió otra. Y las despedidas no parecían tener lugar para que nadie se marche, menos aun para volver. ¿Como hacerlo?
Susurraban a mí alrededor y era algo realmente ensordecedor. La manera en que miraban, insoportable. Tan culpables todos de todo. Sobre ruinas construyeron y en ruinas se entregaron a la última función; sin aplausos, ni vises, ni telones que se cierran, ni localidades agotadas.
Adiós amigos. Entre abrazos. Entre mesas vacías.
1 comentario:
uh... qué loco
también se dice ¨qué garrón¨
hay quienes prefieren ¨qué bizarro¨
yo digo: qué loco
mis saludos a Callao.
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