domingo, octubre 01, 2006

1074

Bailaban como podían, apenas como habían visto alguna vez. Los reyes de la improvisación. No había situación incontrolable.
Tanta soledad.
Después de la última copa siguió otra. Y las despedidas no parecían tener lugar para que nadie se marche, menos aun para volver. ¿Como hacerlo?
Susurraban a mí alrededor y era algo realmente ensordecedor. La manera en que miraban, insoportable. Tan culpables todos de todo. Sobre ruinas construyeron y en ruinas se entregaron a la última función; sin aplausos, ni vises, ni telones que se cierran, ni localidades agotadas.
Adiós amigos. Entre abrazos. Entre mesas vacías.

1 comentario:

PH dijo...

uh... qué loco
también se dice ¨qué garrón¨
hay quienes prefieren ¨qué bizarro¨

yo digo: qué loco

mis saludos a Callao.