viernes, agosto 18, 2006

Descripcion y espera

Espero a la inspiración como se espera un colectivo. Mirando un horizonte destruido por edificios y semáforos y calles de asfalto. Casi inmutable. Si llueve me refugio un poco, si hace frió hago humito con la boca y lo miro y me pongo un poco bizco, si hace calor me desespero y empiezo a caminar de un lado al otro histérico. Lo peor es cuando se acumula mucha gente a la espera. Los veo a todos y me miran como mirándome mirarlos, pero no me ven y tampoco los veo, porque estamos esperando. Cada tanto me paso la mano por la cara para despejarme; es un acto perfectamente practicado y automatizado: siempre con la mano derecha. Primero la abro lo mas grande que puedo separando bien todos los dedos, así como está me la llevo primero a la frente y junto todos mis dedos menos el pulgar que permanece separado, y ahí empiezo a bajarla pasando por las cejas, y los ojos, ahí con el dedo índice que sigue pegado a los otros (medio, anular y meñique) me restriego el ojo izquierdo y con el pulgar solitario pero independiente me restriego el ojo derecho, luego continuo con la mano bajando hacia la nariz, los labios y cuando llego a la pera cierro la mano como acariciando una barba imaginaria y ahí la dejo unos segundos a puño cerrado, esto produce en mi rostro una mueca de seriedad absurda digna de un intelectual. Repito varias veces este acto que se interrumpe cuando me aburro de esperar y me voy o cuando llega la inspiración y subo en ella. Hay veces en que me lleva lejos, pero casi siempre me desilusiona y me bajo a las dos cuadras, toco timbre, se detiene, se abre la puerta y me voy al olvido de ese viajecito que paso desapercibido. Entonces vuelvo a esperar.

2 comentarios:

PH dijo...

Esperarla, al parecer es entretenido, al menos te pasan cosas. Y quién sabe qué otras maravillas puedan suceder.
En mi caso es diferente. Yo no la espero.
Esta ispiración mía llega sin avisar subiendo por mi espalda metiéndose por mi nuca y atravezando toda mi cabeza hasta llegarme a los ojos. Y ahí ya está, hay que hacer algo, sino corro el riesgo de que no quiera volver...
Y es una sensación tan grata...

Marcela Ordiz (AP - INTEC) dijo...

Hago algo parecido, solo que no llego a la barab imaginaria.
Hay días que me fastidia, que el viaje sea tan corto, o cortado, y hay otros en que em alegra, porque sino no llegaría a ningun lado.
Como siempre un placer...
(ya correji el error, ja!)
saludos