jueves, julio 28, 2005
HOLA
Yo no se si usted me conoce pero talvez me recuerde de alguna ocasión en que me encontró mirándola desde la otra mesa; de no ser así no se preocupe, no contaba con eso. Sin embargo se preguntara que me propongo o por que me he acercado a decirle esto; muy bien, lo cierto es que desde hace ya dos años que vengo a éste bar por usted. Si! lo que escucho. Todavía recuerdo el primer día que la vi y aunque se que es demasiado cursi describirlo me propongo hacerlo: caminaba yo sin rumbo como siempre hago y de pronto me dieron ganas de tomar un licuado de banana con leche, lo cual me llamo poderosamente la atención ya que me considero un adicto bebedor de café. Mas allá de mis preferencias me introduje en el primer bar que encontré, claro que no me importo mucho ni las comodidades del lugar ni la ubicación, ni siquiera los precios sugeridos, solo me propuse sentarme en cualquier mesa y pedir a mi antojo. Mientras el camarero se disponía a cumplir con mi peculiar deseo comencé a observar el lugar sin demasiado detenimiento y entonces me tope con su mirada. No fue una mirada nada diferente a otras miradas que he recibido en mi vida pero algo me atrajo y de pronto sentí eso que llaman amor. Vi como se sumergía usted en su lectura y no tarde mucho en darme cuenta que cada cinco o seis minutos levantaba la cabeza y meditaba, tal vez, sobre lo que había leído. Nunca voy a olvidar el momento en que fue al baño y yo sin dudarlo me acerque a la mesa a ver que estaba leyendo, Borges. Como odio a Borges ahora y después de hacer mil y un intentos de leerlo para poder entablar una conversación con usted, pero no hay caso, soy un hombre común con una obsesión común como cualquier otro obsesionado. No se si recordara la ocasión en que usted me pidió fuego, aunque nunca la he visto fumar mas allá de aquella vez. Fue el mismo día que la vi llorar, el día en que vi como un muchacho joven entro al bar violentamente y la tomo ferozmente del brazo y se la llevo!, el mismo día en que prometi que nunca le hablaría pero aquí estoy hablándole. De que sirven las promesas si no son para romperlas. Pero bueno solo quiero aclararle que le estoy diciendo todo esto porque ya no volveré más y porque quiero que se quede tranquila, que aquel muchacho no la molestara más. Después de mucho tiempo entendí porque entre en éste lugar ese día y porque la mire. Yo ya he cumplido con mi misión, y lo he hecho porque la amo y talvez la amo porque nunca me atreví a decirle hola, así que sin más ni más solo me queda decirle adiós.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Tanta perorata para decir CHAU?
aunque resulte dificil de creer decir adios es siempre mas complicado que decir hola
Todo cambia pero algunas cosas seguiran igual.
PUTO EL QUE LEE
nada queda igual. pero menos ahun cambia...solo se trnasforma
...quisiera agregar que quien se tranforma es uno cuando el medio cambia.
Si se me permite
Publicar un comentario